¿Cómo sostener la copa? ¿Qué matices del vino hay que reconocer? En definitiva, cómo hacer una cata de vinos. Aquí, la guía para sumilleres principiantes.

Una cata de vinos es un todo un ritual con sus propias reglas. Para empezar, lo primero que debemos tener en cuenta es la cantidad de vino que echamos en la copa, porque no es un tópico: es aconsejable beber vino en copa y no en vaso. Los expertos aconsejan llenar un tercio de la copa y sostenerla por la base para no calentar el vino con la mano.

El primer paso para iniciar la cata es visualizar el vino. Se recomienda elevar la copa a la altura de los ojos e inclinarla para examinar su color con la visión más perpendicular posible. La principal característica que observamos en la tonalidad del vino es la añada. Los vinos tintos jóvenes siempre son más oscuros que los viejos ya que estos se aclaran con el paso de los años. Ocurre todo lo contrario con el vino blanco; cuando más oscuro, mayor es la añada.

Ten en cuenta que la temperatura también influye en el color del vino. Cuando es elevada, la uva desprende más colorantes y los vinos presentan una tonalidad más oscura. Es preferible hacer catas en espacios a temperatura ambiente. 

guía básica de cata de vinos

Para  comprobar la intensidad y los aromas, pasamos al segundo paso: oler el vino. En primer lugar, sin agitar la copa, acercamos el vino a la nariz y realizamos una o dos inspiraciones lentas y profundas. En esta primera fase, percibimos la intensidad del caldo. Después, giramos la copa para que entre oxígeno y volvemos a oler el vino, ahora sí, para detectar los aromas.

Reconocer los aromas del vino requiere determinación y tiempo. Los aromas primarios, los primeros que percibimos, están directamente relacionados con el clima y el suelo en el que se cultiva la vid. Nos proporcionan aromas florales, vegetales o frutales. En Aldonza, la climatología y el terreno en el que se cultivan los viñedos otorgan a sus vinos una amplia diversidad de aromas. Por ejemplo, el VINO ALBO destaca por sus aromas frutales mientras que el VINO NAVAMARÍN es tan exclusivo en el mercado gourmet por sus aromas tostados a cacao y a fruta roja madura. Este vino ha conseguido recientemente la Gran Medalla de Oro en el Gran Premio de Bruselas.

Los aromas secundarios se generan durante la fermentación alcohólica (aromas caramelizados, lácticos e incluso de bollería) y los terciarios se adquieren durante la crianza del vino en barrica y su etapa de maduración en la botella. Se trata de aromas balsámicos, de madera, de torrefactos o frutos secos entre otros.

Al principio siempre cuesta reconocer los aromas de un vino pero recuerda que con práctica no hay imposibles. En el mundo de la enología, la expresión “nariz limpia” se utiliza cuando ha sido fácil detectar los aromas de un vino. Ahora que ya sabes cómo reconocer los aromas, recuerda que la calidad de un vino siempre es proporcional a la cantidad de aromas que tenga. Pasemos al siguiente paso.


Bebe un pequeño sorbo, mantenlo unos segundos en tu boca y trágatelo o escúpelo. Estamos valorando el cuerpo del vino, es decir, comprobando si sabe a lo que habíamos detectado al olerlo (frutas, flores, hierbas, madera…) y cuánto dura su sabor en la boca después de tragártelo (post gusto).

En una cata de vinos utilizamos los cuatro sentidos y, por ahora, sólo hemos hablado de la vista, el olfato y el gusto. El tacto se considera parte de la cata cuando sentimos la textura del vino con la lengua. Percibimos los taninos, componentes que están en la piel de la uva y que generan sensación de sequedad. Cuando un tanino es sedoso, la sensación que produce es suave; si es potente, te raspa.

¡Es momento de sacar conclusiones! Cuanto más catas hagas, antes aprenderás a distinguir mejor las características del vino y las diferencias entre cada uno. ¿Preparado para hacer tu primera cata de vinos? 

En este artículo te explicamos cómo colocar las copas de vino en la mesa.

cata de vinos Aldozna