Hoy en día no concebiríamos el mundo del vino sin barricas pero, ¿sabrías decirnos cuál fue su origen?
El primer uso que se dio a las barricas tenía un propósito bastante alejado del que conocemos en la actualidad: servían para transportar el vino de forma fácil y rápida. En este post, Aldonza te cuenta el origen de las barricas y por qué se hicieron tan populares.
Antes de seguir hablando del origen de las barricas, retrocedamos un poco más en línea del tiempo para detenernos en el apogeo de las civilizaciones griega y romana, cuando el vino era un manjar de los dioses (Dionisio y Baco). En esa época, el vino se almacenaba y transportaba en ánforas de arcilla, recipiente de cerámica don dos asas y un largo cuello estrecho.
Durante siglos, el ánfora de arcilla fue el recipiente más común y utilizado para almacenar y transportar vino en estas civilizaciones y en otras como el Antiguo Egipto. Sin embargo, las ánforas tenían un hándicap, eran muy delicadas y tendían a romperse. Cuando los romanos iniciaron la expansión de su Imperio realizaban largas travesías en las que cargaban con armas, comida y también con las ánforas de vino; pronto se dieron cuenta la dificultad que acarreaba transportar el vino en estas vasijas.
LAS PRIMERAS BARRICAS
Cuando el Imperio Romano conquistó Galia, los romanos descubrieron que los galos utilizaban barricas de madera de roble para almacenar cerveza. Éstos aprendieron a elaborar barricas calentando tablas de roble para darles la forma deseada, siguiendo el mismo proceso con el que fabricaban sus barcos.
Así fue como los romanos vieron en esas barricas la oportunidad de transportar su vino de forma rápida y segura. La madera del roble era popular por sus múltiples características: era fácil de doblar, una de las maderas más abundantes en los bosques de Europa y era impermeable, conseguía que el vino no se filtrara y permaneciera intacto en su interior.
Tras este descubrimiento, los romanos abandonaron las ánforas y empezaron a utilizar barricas, que no se rompían durante el transporte y no era necesario cargar con ellas porque podían rodar por el suelo. En menos de dos siglos, la famosa vasija de arcilla dejó paso a las barricas de roble, otorgando, sin saberlo, un giro inesperado a las propiedades del vino.
AROMA DE LAS BARRICAS
Con el uso de las barricas de roble, los romanos y otras civilizaciones se percataron de que el vino, tras pasar tiempo almacenado en las barricas, sabía mejor y estaba más suave. ¡Incluso sabía a nuevos aromas! procedentes del característico tostado de la madera.
Así fue cómo se descubrió que el vino mejoraba tras su contacto con la madera y cómo empezó a almacenarse en barricas con este fin.
ROBLE FRANCÉS Y ROBLE AMERICANO
Con el paso de los años, el material de elaboración también ha evolucionado. Hoy en día existen diferentes materiales con los que se elaboran barricas, aunque el más común sigue siendo el roble francés o americano, ambos utilizados en la elaboración de los vinos Aldonza Gourmet.
En las visitas guiadas que realizamos en nuestra bodega, la cata de los productos la realizamos en la sala de barricas, construida sobre una cueva simulada que te traslada a los orígenes del vino. Aquí tienes más info sobre nuestras visitas gratuitas, que puedes reservar en el correo info@aldonzagourmet.com o en el teléfono 967 21 77 11.
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